30.12.12

Portal de Belén amigurumi


El año pasado en esta entrada 
os enseñaba mi nacimiento hecho con amigurumis, 
con los siguientes miembros:



Aunque este año estaba algo confusa,
no sabía si sobraba la mula y el buey, 
pero como a mi me gusta mucho como quedaron, 
 en mi nacimiento no van a faltar.

Y este año tenía tres muñecos más, 
que los considero muy importantes en un Portal de Belén, 
pero que como ya os dije,
 el año pasado no me dio tiempo de tejer.
Seguro que ya sabes de quienes os hablo escribo.


Y así me quedó mi nacimiento este año, con los tres reyes magos:




¡Espero que os guste! y muchísimas gracias por vuestros comentarios.

26.12.12

Crescent moon

Buenos días.

Este chal gusta mucho y es que no es para menos, además es muy fácil de tejer.

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No tiene tejido el borde tal y como aparece en el patrón original.

En su lugar luce un pequeño borde a punto cangrejo y dos borlas, una a cada extremo.

Este chal fue tejido en un tejejuntas junto con las chicas del foro delabores, todos quedaron muy bonitos, cada uno con su toque personal.

Fue tejido con lana Darling de katia azul-verde, se llevó tres ovillos de 50gr cada uno, del tercero sobró un poco, pero si quieres tejerlo con el borde como muestra el patrón necesitarás otro ovillo más.

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El patrón que mejor se puede ver al ampliarlo es el que os compartimos aquí, no está en español, pero total, como aparece el esquema, en todos los idiomas nos entendemos.

¡Qué paséis un buen día!

19.12.12

Tres luceros juntos de nuevo






Este fin de semana he tejido esta flor para que se la llevara mi abuela con ella para siempre. 
Le encantaban las flores. 

Este fin de semana he perdido a mi abuelo y a mi abuela, 
a los dos, 
se querían mucho y nos lo han demostrado con este final de sus vidas tan romántico.

Os dejo un relato de su historia que hemos escrito mi hermana y yo:


TRES LUCEROS JUNTOS DE NUEVO

Tal vez piensen que la historia que voy a relatar se trate de un cuento, de una de esas historias que nos hablan de personajes ideales e imaginarios que viven historias maravillosas. Tal vez estén en lo correcto, y, a pesar de que lo que viene a continuación es una historia real, encuentren que ésta que paso a contarles ahora, sea lo más parecido a uno de esos cuentos que oíamos cuando éramos pequeños.

Todo comienza en un, por aquel entonces, pueblecito de la costa. Un joven y apuesto muchacho cayó enamorado de una chica, seis años más joven que él. Su amor fue correspondido y, tras un tiempo, decidieron unir sus vidas. Disfrutaron de los regalos y buenos momentos que les proporcionó esta vida y superaron juntos las amarguras que la misma lleva consigo.

Quisieron formar una familia y fruto de ello cuatro luceritos les iluminaron su vida. Pero, como dijimos antes, a veces la vida te hace pasar tragos amargos, y uno de esos luceritos, con tan sólo 24 años, se apagó antes de tiempo. Los luceritos fueron creciendo, madurando, y acabaron convirtiéndose en luceros, uno de ellos mi padre.

La joven y enamorada pareja también creció, maduró y siguió siendo una pareja enamorada, aunque ya no tan joven. Los años pasaban e inevitablemente con ellos, la vida.
Tras toda una vida juntos, alrededor de setenta años después de comenzar esta historia de amor, la joven, que ya no lo era tanto, enfermó y se separó de su caballero para permanecer en un hospital. Durante 6 semanas luchó con todas sus fuerzas y se mantuvo entre este mundo que conocemos y aquel que conoceremos todos algún día.

Su caballero la echaba de menos, la esperaba, incluso a veces la llamaba con la esperanza de recibir su respuesta. Pero el joven tampoco lo era tanto ya, y tras toda una vida junto a su querida esposa, un solo segundo sin ella se convertía en una eternidad. La espera se hizo larga, muy larga, tan larga que la tristeza pudo con él y de pena enfermó. Nuestro protagonista contaba en ese momento con 93 años de edad y no lograba entender que su amada se encontraba todavía en este mundo, aunque ya no estuviese a su lado. Pensó que se había marchado.

Decidió entonces ir en su busca, cerró sus ojos. Y se apagó. Fue a buscarla allí donde todos llegaremos algún día y cuando llegó y vio que ella no estaba allí, que él se había equivocado, lanzó una ultima llamada a su querida compañera. Ella no lo dudó ni un segundo. No podría estar en este mundo sin él y cerró sus ojos. Y se apagó. Y vio como de nuevo eran jóvenes, y le tendió su mano como lo hiciera más de setenta años atrás para estar juntos de nuevo.

Se fueron a un lugar en el que por fin pudieron ver a su lucerito que tan joven los dejó. Y estuvieron en paz, y descansaron. Y fueron felices juntos por toda la eternidad.

Vuestras nietas siempre os recordarán.